7 cosas que aprendí en el colegio
- Ale Vasquez
- 8 jul 2017
- 4 Min. de lectura

Aún me parece algo extraño e increíble decir que finalmente me gradué del colegio. Hace un mes estaba recibiendo mi diploma de High School (porque el de Bachiller me lo dan hasta octubre) junto con la promoción más pequeña de la historia: 10 personas. Añoré tanto ese momento, cuando por fin recibiera mi diploma, pero hay algo dentro de mí que nunca quiso que se acabara. Claro, tuve que llorar un poco al recordar que no volveré a estar con mis compañeros, pero también me puse a pensar las cosas que la “correccional”, como diría un amigo, me hizo aprender y entender de una forma u otra.
Estas son siete de las cosas más importantes que aprendí y/o comprendí en estos últimos años en el colegio:
1. Si te gusta, hacelo. No debes impresionar a nadie.
Lo que he visto demasiado durante los últimos cuatro años es que la gente hace cosas solo para verse “cool” y ser “popular”. A mí, por ejemplo, me encanta tomar fotos, bailar, y tengo mi propio estilo para vestirme; cosas que hago porque me gustan, no porque quiero impresionar a alguien. Si te gusta salir de fiestas, dale, pero que no sea para encajar. Si te gusta leer, dale, pero que no sea para hacerte ver “culta, artsy y tumblr”. Honestamente, hace lo que se te pegue la gana sin pena pero que en serio te cautiva. Y es que al fin y al cabo, pela lo que la gente diga.
2. No le vas a agradar a todos y no todos son agradables.
Yo me considero una persona bastante dulce y buena onda, pero hay veces que simplemente no le voy a caer bien a mas de alguien. No saben a cuanta gente he visto que mueve cielo, mar y tierra para poder caerle bien a todos. He aprendido que no tengo que ser la Santa Teresa de Calcuta porque si no les agrado como soy, pues ya que. Y lo mismo pasa contigo, no todos tienen que ser santos de tu devoción. Existe gente en este mundo que se esfuerza por ganarse sus puntos para caer mal. Que te caiga mal alguien no te hace mala persona, tal vez esa persona no es tu tipo de gente tampoco.
3. Sí hay gente que vale la pena.
A lo largo de los años, y eso que ni 18 tengo, he visto tanta gente que disque era mi amiga ir y venir. Por lo mismo, creía que no tenía amigos verdaderos que en serio valieran la pena. Al momento de poner un pie fuera del colegio, me di cuenta que sí hay personas que valen la pena luchar un poquito para mantener la amistad y hay otras que definitivamente si no.
4. Siempre hay una solución para todo.
Si vos sos de las personas que se estresan por todo; hola que tal, estamos en el mismo barco porque yo soy igual. A mí me encanta creer que no terminaré nada y me dormiré tardísimo. Es más, me preocupo hasta cuando no debería. Ahora que veo mis años de bachillerato, me doy cuenta que todas esas cosas que me causaban estrés tenían solución. Puede que algunas cosas sean más pesadas que otras, pero todo, todo, todo puede salir adelante. Si estas en las mismas, ánimos y no te estresés, que uno siempre sale vivo y mejor de lo que pensaba.
5. El esfuerzo y la dedicación siempre te llevarán más lejos.
Yo sé, yo sé, que hueva esforzarse, ¿es mucho verdad? Pero comprendí que la dedicación va de la mano con el esfuerzo, y si no te pones las pilas, puede que te toque subirte el tren del fracaso. Al momento que te propongas algo, si te esfuerzas, lo logras. Y al final del día, aunque no lo creas, la gente recuerda más el esfuerzo y dedicación que cualquier otra cosa.
6. Existen dos tipos de personas: las tóxicas y las nutritivas.
Aprendí de la mala forma que hay dos tipos de personas, a juntarme con la correcta y cómo diferenciarlas. Así que esto fue lo que aprendí: Si cuando le comentas a tu “amigo" algo que quieres hacer te dice “no mano, mejor no lo hagas. Es mucho trabajo y de plano no te va a funcionar”, si cuando les compartís uno de tus logros solo te envidian y te dicen que no es posible que tu hayas hecho eso: ALEJATE! No hay necesidad de tener a una persona que con solo ver te baje el ánimo. Si no tiene ambiciones, esa no es tu culpa. Que no arruine las tuyas. Aunque sea tu “buen amigo que lo conozco de pequeño”, no vale la pena; será peor más adelante.
En cambio, si tu amigo te exige más porque sabe tu capacidad, te alienta, te apoya, tiene objetivos y ambiciones: felicidades, tu amigo es una persona nutritiva que te hará crecer como persona y no te dejará en paz hasta que logres tus metas. Este es el tipo de persona que necesitas en tu vida.
7. Pedir ayuda no te hace menos persona.
Y finalmente, comprendí que no se puede hacer todo solo uno mismo. Por miedo a que otra gente vaya a arruinar tu trabajo y por orgullo, los humanos tendemos a no pedir ayuda, aunque ya no podamos más. Aunque no lo creas, cuando pides ayuda, la otra persona 1. no te hará de menos y 2. se sentirá mas conectado a ti ya que tuviste el valor y la confianza suficiente para solicitar SU ayuda. Así que a la próxima, no te martirices tu solo, que la dignidad seguirá intacta al momento que pidas ayuda.
Comments